Simplemente no soy de este mundo… Yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva… No puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie… ¿Qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Por qué alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré si quiera que hay un “saber volver”. No lo querré acaso. “Alejandra Pizarnik” Se definió como locura hasta final del S XIX a un determinado comportamiento que rechazaba las normas sociales establecidas. Una persona diagnosticada con Esquizofrenia puede tener alterados algunos aspectos psicológicos como el pensamiento, la percepción, las emociones o la voluntad. Alterado significa diferente, ni mejor, ni peor, DIFERENTE. Lo diferente parece que asusta, porque se sale de la norma, escapa a mi control, no lo entiendo, es raro.
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El primer dato que debe ponernos en alerta es saber que la inmensa mayoría de productos anunciados en televisión o Internet no corresponde a alimentos reales, presentes en la naturaleza sin procesado previo o mínimo tratamiento. Póngase de ejemplo: huevos, hortalizas, frutos secos, pescados, frutas,… Al fin y al cabo estos son los alimentos que nos aportan nutrientes para una correcta alimentación. Pero como se obtienen de la naturaleza, a la industria no le compensa informar de las bondades de éstos. No obtienen beneficio alguno de ello. Los anuncios que a menudo bombardean nuestra rutina y la de nuestros niños se parecen más a productos inventados por la industria y que son consecuencia de la mezcla de una larga lista de ingredientes refinados que pasan por un procesado químico y a los que habitualmente se añaden sustancias artificiales como aditivos, potenciadores del sabor, espesantes, conservantes… En algunas ocasiones nuestros hijos se quejan de dolor en las piernas que aparecen a última hora de la tarde. “Eso es que estás creciendo” se les suele decir. Pero, ¿es eso cierto? ¿Les duele porque se hacen mayores? ¿Crecer duele? Los dolores de crecimiento son a menudo descritos como un latido, una sensación de dolor punzante en las piernas, a menudo en la parte delantera de los muslos, las pantorrillas o detrás de las rodillas. Tienden a afectar ambas piernas y se producen por la noche, e incluso puede despertar a los niños y niñas que los padecen. Ante la duda los padres y madres debemos consultar con el pediatra pero en estas líneas intentaremos resumir qué se sabe a cerca de este cuadro clínico, cómo identificarlo, tratarlo y lo más importante, saber detectar aquellos signos y/o síntomas que nos hagan acudir con más antelación a su médico. |
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Enero 2024
Pablo Salazar. Fisioterapeuta. Colegiado nº 4269
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