La Navidad, es considerada como una época feliz para muchas personas; como un momento único en el que disfrutar de unos buenos ratos de paz y armonía en compañía de nuestros seres queridos. Principalmente tanto echar de menos a nuestros allegados, así como el estrés, puede ocasionar la aparición de la conocida como depresión navideña (o síndrome de la depresión navideña). También causada por el no cumplimiento de aquellos ideales que la mayoría de las personas puede perseguir durante esta época: felicidad y gozo, alegría, compañía y abundancia en todos los aspectos. Es algo casi impuesto. Tienes que reunirte con tu familia, tener dinero para comprar mucha y buena comida, debes perdonar, debes amar, debes compartir… Si alguno de estos pilares falla, sobre todo el de compartir con nuestros seres queridos, solemos sentirnos tristes. También la navidad es un período asociado a finalización del año, a realización de metas o proyectos. Evaluamos cómo ha sido nuestro año, recordamos situaciones, experiencias vividas, emociones sentidas… Dicen que los olores tienen la capacidad de evocar los recuerdos. ¿A qué huele la navidad? Para las personas que no hacen un balance positivo de su año la navidad huele a:
Todos estos síntomas aparecen en la depresión navideña. ¿Podemos hacer algo para intentar sentirnos mejor? Hacer una nueva valoración sobre lo que significa para mí la navidad. La soledad impuesta es difícil de gestionar en cualquier época del año. Las adversidades también intentamos superarlas en primavera. el desamor no avisa cuando llega, así como el amor tampoco. El éxito suele aparecer cuando salimos a buscar nuestra suerte. La gente que nos quiere de corazón, lo hace un día cualquiera, de una semana cualquiera, de un mes cualquiera. Puedes prepararte una comida rica al finalizar un día duro de trabajo con jamón y todo… Compartir es de las palabras más bonitas que existen y limitarla a unos cuantos días del año sería un error. La felicidad aparece cuando etiquetamos lo que nos está sucediendo como algo bueno y positivo, así como con la tristeza la asociación es la opuesta. Echar de menos no se programa, aparece y se siente. Yo tengo lo que tengo y tú tienes lo que tienes, de nada me servirá la comparación pues mi vida es otra. Todo dependerá de la asociación que hagamos entre las vivencias que tenemos y la navidad. Los deberías nos cargan de mucha responsabilidad. Debería tener, debería querer, debería comprar, debería perdonar, debería estar… Debería vivir mi vida como la sienta, como quiera. Mi vida es mía todos los días del año incluso en navidad.
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Enero 2024
Pablo Salazar. Fisioterapeuta. Colegiado nº 4269
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